Long Life
Ya casi cumplo 20 años viviendo en la mal llamada ciudad de la eterna primavera, cada vez me acerco más al punto en el que llevo más viviendo acá que el tiempo que viví en el Valle del Cauca, cada momento de estos casi 20 años han creado en mí la fuerte convicción de que se haría muy difícil volver a vivir por esos lados, la primera razón sería porque por allá no pasa el metro y sí, esa razón la mayoría de las veces me es más que suficiente.
Recuerdo que llegué a Medellín con una maleta y con el pensamiento firme de que tiene más reversa una bicicleta, los primeros tiempos que bien podrían ser los primeros cinco años tuvieron una continua lucha de conciliar los choques culturales, porque la República Federal Antioqueña es otra cosa, así como lo son: La Costa, Bogotá y el sur del país cuando decides abandonar tu región de origen, yo no me imagino lo que tendría que aprender y des-aprender si mi destino en ese entonces hubiese sido Cartagena, seguro ya estaría bronceada y hablaría con una velocidad de 2.5x en lugar de este cada vez menos sutil acento paisa que mi club de fans al parecer aprecia bastante.
El Q1 de 2025 ha resultado ser productivo para mi lectura, ya cumplí con mi reto de 12 libros para el 2025, pero no se confundan, son 12 de los que no me da pena poner en Goodreads, de los que me dan pena ya van 18, así que bien podría retirarme victoriosa del reto este año, pero a quién intento engañar, logré el reto porque fueron libros cortos en promedio de de 300 páginas y entretenidos, no como tú El Bosque oscuro que me dejaste unos días replanteando mi lugar en el universo, algo que he empezado a hacer es revisar las reseñas de los libros que quiero leer, unas cuantas buenas, unas cuantas malas y otras ahí como para el gasto, porque en la variedad está el placer camino a la verdad, eso sí no sé cómo hay gente capaz de hacer una reseña sin poner spoilers no me imagino tampoco a la gente que no le gustan los spoilers lo mucho que sufre cuando el libro que leyó se vuelve película, no me imagino a la gente que lee revisando las reseñas y encontrar allí el plot twist del libro que quiere leer, en fin, el que tiene miedo a morir que no nazca.
Ya teniendo la edad suficiente para ser una señora hay detalles pequeños,
pero potentes que confirman mi estado señoril, cosas como las vacaciones
de semana santa que pensaba utilizar para ir a pasear a algún lugar
pero entre los derrumbes en la carretera de Antioquia y que sh!ts
happens decidimos quedarnos en la casa a vivir de la cotidianidad sin
afanes y siempre es bonito eso de levantarse después de las 7:00 am sin
afán de llegar a algún lado, hacer ejercicio o salir a pasear la bestia
(AKA el perro) o pensar si mejor nos vamos a almorzar al restaurante x
que siempre decimos que deberíamos ir y no hemos ido, recordar que los
festivos se prestan para hacer conservas o simplemente después de
almorzar acostarme en la hamaca y poner algo de música para leer un
rato, esas cosas sencillas que generan tranquilidad y hacen que la
cotidianidad se sienta bonita, sea tranquila y siempre con la mejor
compañía.
Mi perro ya tiene muchos años, lo bueno es que no se ve viejo, lo malo es que desde finales del año pasado cuando tuve que tomar una decisión sobre si arriesgarme con la anestesia o arriesgarme a dejar así a aver si mejoraba es como si se confirmara lo inevitable del destino, el suyo yendo el cielo y el mío a llorarlo eternamente como el mejor perro del mundo mundial, el mejor departamento de desechos orgánicos en la cocina, el mejor calentador de pies mientras leo o veo televisión, el encargado de hacerme salir de la cama a dar una vuelta un par de veces al día, el que corre a 1000km x hora mientras duerme y deja un charco gigante cuando toma agua para después venir a saludar y dejar el reguero al lado de mi escritorio, el que me hace reír cuando persigue moscas, pero perfectamente me deja morir si se mete una rata a la casa (momento en el que se desaparece de la faz de la tierra y aparece justo después de que ha exterminado al roedor), sí, tiene sus años y cada día que pasa es un conteo regresivo hacia el momento en el que solo me van a quedar pesares, recuerdos y nostalgia.
Casi 20 años en Medellín significa casi 20 años escuchando comentarios sobre el matrimonio entre Niñox y yo ... y como diría el meme de mi querida Love (que no debiste morir) de You: ¡Marica Ya!, así que en una de las últimas veces que me preguntaron por el asunto al parecer me levanté con el pie izquierdo y eso en mi caso es muy peligroso porque si me siento en el borde de la cama no alcanzo a tocar el suelo (fun size my friends), así que simplemente puse mi mejor sonrisa y como dicen Los Petit Fellas: El truco está en estar bromeando aunque me encuentre molesto, se me vino a la cabeza algo así como: si a estas alturas de mi vida necesito un matrimonio para demostrar mi compromiso en una relación definitivamente no debería estar en una relación, además el matrimonio me parece algo para los demás, ponerle un anillo sería más hacerle caso a Beyonce, pero en realidad es como si le pusieras a tu bonita laptop de Apple un montón de stickers solo para decir que es tuya, pues sí una persona/relación necesita un recordatorio de la relación bien podemos ser los perritos que hacen pipi en cada esquina para dejar nuestra marca, pero al fin y al cabo esa soy yo: una jodida mezcla entre romanticismo y pragmatismo que cree que el amor y la libertad no son vainas contrarias y una relación se construye cada día con sus idas y vueltas donde no se necesita un ritual ni un papel sino estar ahí poniendo la cara, el cuerpo y todo lo demás mientras eso sea lo que nos haga felices.
Una de las cosas que siempre han estado por ahí dentro de la educación de LittleSaltamonetes es la música, prepárense queridos fans y fans confundidos porque yo sé que a ustedes les gusta venir a encontrar estas palabras y así poder decirme snob: no, el perreo no es música, esa grosería entra más la categoría de ruido y la verdad no voy a tener unos audífonos o speakers de verdad para escuchar esa porquería que suena toda igual, ahora sí, sigamos, pese a lo que ustedes quieren creer a LittleSaltamontes no la hemos criado bajo la amenaza de castigo si escucha X o Y cosa, de hecho le hemos dado libertad de escuchar lo que quiera y por su puesto no decepciona, por alguna razón que desconozco es más ochentera que yo que nací en los 80s, cuando llega la hora del resumen de Spotify comparamos notas y nos solemos encontrar con varias sorpresas y cosas en común, pero lo que no vas a encontrar en su lista es perreo y es que incluso hemos llegado a hablar de lo diferentes que son mis gustos y los de niñox, y es que en esta casa suena música casi todo el tiempo y procuramos esa utopia de darle gusto a todos, niñox tiene un gusto musical que contrasta con el mío y con el de LittleSaltamoentes, pero aún así en este hogar somos gente de principios y a pesar de la tendencia a la tolerancia hay cosas que no son negociables y es bueno saber que la banda sonora de LittleSaltamontes durante sus primeros años la lleva hoy en día a escoger música con la que puede decir: me gusta ese solo de guitarra, me gusta la metáfora de esta frase de la canción o esta me recuerda a esta porque parece que se complementa, hace unos días ella estaba escuchando algo que se me hacía conocido pero no supe de dónde, así que ese pensamiento es de los que se fue a background y siguió procesando, después llegó el momento en el que terminó el proceso en background y me dio la respuesta: "El Bronze" sí, el bar de las primeras temporadas de Buffy The Vampire Slayer, fue ahí donde me sonó esa canción que escuchaba LittleSaltamontes, así que gracias al futuro en el que vivimos pude escuchar una de las muchas listas de Spotify basadas en la serie y así decirle a LittleSaltamontes que no estaba loca y que escuché esa canción antes de que ella naciera y así poder ganar unos 1000 coll points más, que eso en el escala de hijo adolescente es un montón.
Saludos especiales a mi fans confundid@s, ustedes saben quienes son y yo también ;), así crean que internet nos hace anónimos.
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