
A: No sé por qué no aceptas tu naturaleza nerd
B: Porque no soy nerd.
A: Que tengas un libro de cálculo favorito te hace nerd.
B: Tener una biblioteca ecléctica no me hace nerd
A: Corazón, usar la palabra biblioteca y ecléctica en una misma frase te da como +1000000 puntos en la escala nerd.
B: Tener un diccionario y saberlo usar no me hace nerd, solo se necesita saber leer y tener curiosidad, además, tengo el libro de cálculo por los recuerdos, sabes que nunca he sido muy hábil para las matemáticas, por más que me gusten, fascinen y quiten el sueño, son mi crush menos correspondido.
A: Jajaja, woow, al fin te conozco una relación en la que no tienes ventaja, pero sabemos que no compraste el libro por los recuerdos, esos llegaron después.
B: Son buenos recuerdos y te consta, te sigue constando de cuando en vez.
B: Creo que soy muy mala para muchas cosas reconocidas como nerd, por ejemplo, no te podría decir en estos momentos cómo obtener el volumen de un sólido en revolución utilizando el método de capas, se que tiene una integral, se que tiene un π, pero no podría hacer nada más.
A: Que sepas eso del método de capas no ayuda mucho en tu defensa, además no sé por qué te molesta esa etiqueta en particular, no son los 80s y desde los 90s los nerds empezaron a ser las personas cool que nos han traído al futuro, trabajas en tecnología por Dios, entiendes todos esos términos técnicos, tu fuente de entretenimiento en redes sociales son en su mayoría de divulgación científica.
B: Solo soy una persona muy curiosa que le gusta lo que hace, si me gustaran cosas horribles como la contabilidad o el derecho sería una persona apasionada y versada en esos temas.
A: Me gusta cuando eres apasionada ;)
B: Y me dices nerd por expresar mi pasión en temas diversos.
A: Jajajaja, solo deja de tomarte lo de nerd como una ofensa, te lo digo como un halago, de esos que son bonitos, de esos que tú me inspiras.
B: Que me digas que inspiro cosas bonitas al ver el estado de la habitación y después de lo que acabamos de hacer me produce ganas de meterme a la ducha para quitarme la suciedad.
A: Tu y yo en la ducha, para no ser nerd siempre tienes las ideas más interesantes.
Cuando estaba en el colegio pasaba parte del tiempo en la biblioteca, era un pequeño paraíso para mí en ese entonces, no tenía la mejor luz, pero las sillas de madera no eran tan horribles como los pupitres, el olor característico a libro, de los nuevos y de los viejos,
mezclados que con solo mencionarlos sabemos cuál es cada uno de ellos y lo más bonito: una sucesión de estantes llenos de libros que podía tomar y llevarlos a la mesa más cercana donde bien podía terminar la tarde con más de cinco libros ojeados y pedir prestado solo uno que me acompañaría a mi casa y se quedaría conmigo un par de semanas, llegar y encontrar el saludo de la bibliotecaria que ya sabía que yo no iba allá para volarme de clase y tampoco porque no tuviera los libros que nos pedían en el lista a principio del año de los que apenas llegaban unas 20 unidades para cada salón de 40 estudiantes, no, ella sabía que yo estaba allá por gusto.
En parte estaba la posibilidad de perderme entre esas páginas, otra era la soledad y silencio del sitio, algo que agradecía en horas de descanso, porque claro la biblioteca es el último lugar en el que una niña o adolescente quiere pasar su descanso, en resumen era una maniobra de evasión ante el mundo real que funcionaba muy bien.
En la universidad la biblioteca no era tan bonita y pasó de un gusto a una necesidad, eran otros tiempos, yo aún no abría mi primer correo de LatinMail y Google no existía, así que en esas sillas incómodas, grandes ventanales y el continuo shhhhh seguí siendo visitante de la biblioteca de turno y conocí las delicias de las "lecturas técnicas" y dejar de lado el leer por gusto, de hecho no recuerdo haber leído cosas por gusto en esa época, fue en la clase de ética ya en los últimos semestres que retomé eso de lectura no técnica aunque sí como tarea, el profesor de ética, como debe ser era alguien más de corte filosófico que religioso.
No me da pena (mentiras que sí, pero poquita porque es un tema que en ese entonces se salía de mis manos) decir que fue en ese salón en el que realmente entendí de qué se trata la ética, lo siento por las profesoras que me enseñaron ética llenando cartillas, haciendo dictados y copiando citas de la biblia, pero esa platica se perdió, así como el pensamiento crítico en esas clases, en fin, el tipo que daba las clases fue seminarista, pero eso no fue lo suyo y terminó siendo filósofo, profesor, escritor y criador de cabras.
Un día al salir de clase me senté cual Penélope a esperar a que llegaran por mi y el profe de ética cual caballero se sentó a acompañarme un rato con una buena conversación en medio de la cual me preguntó si yo había estudiado en el colegio X, me contó que se acordaba de mí porque era novio de la bibliotecaria del colegio y se acordaba de verme llegar más de una vez por semana a la biblioteca a buscar algo que leer y llevarme otro libro, me dijo también que le gustaba ver mis participaciones en clase que aunque tímidas (yo sé que quienes leen este blog no creen que existe una versión de Edilay con timidez, falta de fe mis pequeños unicornios) daban puntos de vista profundos y bien fundamentados, que se notaba había una persona que leía detrás de esos argumentos, que siguiera así, cuestionando, aprendiendo, leyendo.
El tipo se llamaba Leonardo Cardona, es de los pocos profesores que no eran de materias propias de la carrera que recuerdo tal vez por que me sentí reconocida (por algo que parecía bueno) en ese momento que compartimos, quizá fue que de verdad me parecía interesante la clase a pesar del cinismo que me poseía en esa época hacia las materias de "relleno" o solo sea porque hace muchos años mi sobrinita me preguntó si yo lo conocía porque había visto un libro de él y resulta que el tipo había fallecido hace un par de años dejando para este mundo un par de libros y el recuerdo de esa irreverencia que trae consigo la intelectualidad, así como un par de trágicos titulares en los periódicos locales que no se ponen de acuerdo en los males que aquejan a las grandes mentes cuando se adentran en sus propios laberintos.
Aunque defiendo los libros en formato digital y tengo muchas reservas sobre eso de "comprar un libro en Amazon", pero aún así los sigo "comprando", no dejo de pensar en las bibliotecas que me vieron crecer, esas en donde vez como alguien cometió el imperdonable de escribir algo al borde la página y pasabas a la parte de atrás para tratar de adivinar cuáles de los nombres de la tarjeta de préstamo había dejado esa nota o simplemente ver alguien salir con ese libro que ya leíste y pensar si es del tipo de persona con la que querrías hablar de ese libro, quizá eso fue lo que vio Leonardo mientras yo pasaba tiempo la biblioteca del colegio, probablemente por esa nostalgia de las posibilidades, el olor a libro viejo con nuevo, el shhhhh silenciado es que me gusta de vez en cuando perderme en una biblioteca, buscando nada pero tratando de encontrar algo que puede estar a la vuelta de un par de hojas.
No me perteneces y aún así apareces en mis sueños para hacerte sentir.
No te pertenezco y eso no impide que sienta tu nombre grabado en mi piel de cuando en vez al pensarte.
No me perteneces y mis letras siguen siendo para ti.
No te pertenezco y cuando te dejas perder en tus pensamientos mi recuerdo te dibuja una nostálgica sonrisa.
No me perteneces y sigo encontrándote en los rincones de esta ciudad como un recordatorio de que pertenecernos es lo de menos porque siempre somos algo más.

vas por ahí, sintiendo la lluvia,
olvidando cada dos días tus audífonos,
mientras que
yo voy por ahí
caminando bajo la lluvia,
amándote así,
pensando cada dos de tres horas que debería besarte
Sería más fácil si nuestras heridas ya hubiesen sanado y lucieran una hermosa cicatriz antes de decidirnos a amar y ser amados.
Sería más fácil si amáramos personas felices, que de vez en cuando sus heridas no terminaran doliéndonos y creando heridas en nosotros que resultamos solo siendo un daño colateral de todo ese dolor que sembraron antes de entrar nosotros en esas vidas.

Sería más fácil si los malditos ataques de ansiedad no llegaran para recordarnos la fragilidad de nuestra condición humana y lo dependientes y propensos que llegamos a ser hacia las malas decisiones.
Sería más fácil si no pareciera que los dioses te hicieron del tamaño de mis deseos y yo hubiese aprendido a aceptar que merezco disfrutar de cosas buenas como obtener lo que deseo.
Sería más fácil si no escondiera mi dolor detrás de una maldita sonrisa para que no sientas incomodidad al herirme una y otra vez.
Sería más fácil si no necesitara tu atención constante, si no fuera un ser necesitado de afecto 7x24 que necesitas sentirse el centro de tu mundo, eso sí sin tener que pedírtelo, que lo des de manera libre en la forma en que yo quiero sin haberte dicho cual era.
Sería más fácil si no se me clavara en el pecho tu sonrisa y por segundos sienta que eres todo lo que esta bien en el mundo.
Sería más fácil si el amor de verdad nos matara y no solo nos dejara rotos y tirados al lado de la carreta para pudrirnos lentamente.
Sería más fácil si no me dijeras que me amas y terminaras accediendo a todos mis caprichos.
Sueño contigo, son sueños de todo tipo, como esos en los que te beso bajo la lluvia mientras que una que otra de tus sonrisas hacen que tus labios se escapen de los míos y no puedas responderme por qué te ríes y
solo decides volver a besarme mientras dura la lluvia sin temor a que una vez más se desgasten nuestros labios. Hay sueños de esos que de contártelos sabes que tendría que cambiar la clasificación de este sitio a 18+NSFW y qué más da si te sonrojas un poco, también hay sueños simples en los que compartimos uno de esos cafés que aún me debes mientras hablamos de la vida, del amor, del desamor, de las tragicomedias de vivir, de los libros que termino de leer con "odio" solo porque no concibo dejar un libro sin terminar, de las películas que logran desquiciarme por lo absurdas de sus hipotéticas situaciones y sus personajes tan alejados del mundo real, hay sueños en los que simplemente me enredo en tus cobijas mientras me recuerdas por qué soy fan del arrunche y terminamos hablando de cuestiones profundas como el ¿Por qué todo junto se escribe separado y separado se escribe todo junto?, sueño contigo y eso es algo que por más que quieras no puedes quitarme.

Hace un tiempo empecé a contarle a LittleSaltamontes una que otra cosa de esas que uno le han pasado en la vida y que se convierten en anécdotas para los amigos cuando sale por ahí a hablar cháchara, en medio de una y otra historia uno se da cuenta como mencioné por ahí en otro post que si uno pone cuidado vivimos a punta de realismo mágico, así que como lo mío es el drama voy a dejar por acá un par de fragmentos de algunas conversaciones reales o no que bien pueden ser traídos de esa magia en la que vivimos:
Siendo 31 de diciembre un poco después de las dos dela tarde decidió que no valía la pena devolverse y era buena idea tomar el último Jeep que salía desde Trujillo así no la dejara ni a un tercio de su camino y esperando lo mejor se aventuró a caminar por la carretera lo que faltaba de su viaje, para eso llevaba un tarro con agua, en la espalda bien acomodado su morral Gatorade que había reclamado a cambio de unas tapas de la bebida y una módica suma en efectivo, gafas oscuras para protegerse de sol y el viento con mosquitos y mugre, y como siempre zapatos cómodos que en caso de lluvia no le iban a permitir que se mojara los pies, habiendo caminado más de cuarenta minutos sin que pasara más que el viento a su lado no supo si asustarse o alegrarse al escuchar el motor de una DT125, porque para esa época alguien de más de veinte años reconocía con claridad el sonido de ese motor y conocía su significado, así que cuando la moto se detuvo a su lado y su conductora: una rubia con sonrisa preocupada le preguntó si sabía dónde quedaba Primavera, en ese momento pensó que valía la pena espera lo mejor y le dijo que sí, que más o menos a hora y media, que solo tenía que seguir la carretera al llegar al Crucero hacer una U y seguir por esa carretera, que no tenía pierde, la rubia le preguntó si iba para allá y contestó que no, pero que le servía el aventón hasta el Crucero, fue así, en ese viaje de una hora que supo la historia de la rubia y en medio de las montañas, esa vista que tanto le gustaba y la que siempre sería la razón de sus viajes y el viento frío de las 4 de la tarde pararon a estirar las piernas y aprovechó para sacar de su morral Gatorade una botella de Bacardi Limón y brindaron por el amor, el desamor, los viajes inesperados y por qué no, por el año nuevo. Después de despedir a la rubia con una sonrisa ya no tan preocupada asegurándole que siguiendo por la carretera de la izquierda en unos treinta minutos llegaría a su destino siguió su camino a pie, recordaba que cuando tenía unos doce años ese recorrido lo habían hecho en un poco más de dos horas, razones para creer que en sus veintitantos y con la motivación de llegar antes de media noche no se tardaría dos horas en llegar, después de unos veinte minutos caminando al fin escuchó un carro que se detuvo a preguntarle para dónde iba, agradeció a toda una vida bien vivida de sus tías que le consiguieron un cupo en ese carro y en 30 minutos después de otros tragos de Bacardi con los ocupantes del carro se bajaba en La Bomba y agradeció el llegar justo cuando sonaban las campanas anunciando primero y así no le cogiera la tarde a quien quería ir a la última misa del año. Llegada la media noche del 31 de diciembre ya no quedaba más Bacardi, pero un par de tragos llegaron gratis a su mesa de cuenta de quienes ya conocían una que otra cosa sobre su viaje.
Revisó una vez más su maleta y de nuevo se apoderó de ella esa sensación de que algo le falta por empacar y a continuación la resignación de saber que se acordaría de qué cuando fuese tarde, era lo que pasaba en cada viaje, especialmente en esos que se daban de improvisto donde la sensación de que algo falta por empacar en la maleta permanece hasta que uno regresa del viaje y está desempacando, con el perro a un lado, un morral que contenía lo esencial para estar tres días fuera de casa caminaba por el terminal con mucho cuidado para que la torta de chocolate que le había llevado su repostrero de confianza por motivo de su cumpleaños soportara las ocho horas de viaje en bus y conservara una forma que le permitiera ser compartida con aquellos que iban a estar allí con motivo del funeral.
Antes de salir miró por última vez el reloj de la cocina y sabía que 45
minutos iban a ser más que suficientes para llegar, caminó sin pausa y
sin prisa hasta que llegó al punto de encuentro, sabía que era un
recorrido de máximo 35 minutos así que tendría tiempo suficiente para
refrescarse y pedir algo de tomar mientras esperaba, para su sorpresa la estaban esperando y no era la primera vez que llegaba cinco minutos tarde, sabía que tampoco sería la última vez, pero estaba determinada a llegar al fondo del asunto, fue así como inició su guerra contra el tiempo, empezó haciendo recorridos cronometrados desde que salía de la casa hasta llegar al punto de encuentro, 25 minutos caminando rápido, 30 minutos con un poco de prisa y 40 minutos, sin embargo, la siguiente vez al salir se le perdieron 5 minutos y aunque llegó justo a tiempo no era suficiente, tenía que encontrar la anomalía temporal que la estaba persiguiendo, su conocimiento de viajes en el tiempo además de las películas sobre el tema en realidad tendía a cero y no encontraba explicación, fue así como un día cualquiera mientras preparaba su almuerzo miró su muñeca y miró la hora antes de poner en el agua sus huevos: 12:05, los sacaría a las 12:12 porque sus huevos favoritos eran los de 7 minutos, a las 12:12 según el reloj de la cocina sacó los huevos y al partirlos descubrió con horror que esos huevos tenían incluso más de 10 minutos, fue así como parte de las piezas cayeron en su lugar y descubrió que entre el reloj de su muñeca y el de la cocina habían 5.5 minutos de diferencia, ajustó el reloj de la cocina a la hora indicada en su muñeca y con cara de satisfacción siguió con su vida, una semana después se encontró que de alguna manera el reloj de la cocina ahora estaba 2:27 minutos por detrás del de su muñeca y ahora tenía otro misterio para resolver.
Me gusta tu cuerpo cuando te dejas llevar y termina muy cerca del mío
Me gusta cuando tus labios me dicen qué tanto y de que formas llegas a extrañarme
Me gusta recorrer tu cuerpo y recontar tus lunares, deslizar mis dedos lentamente por tu espalda y entonces...
Me gusta quedarme allí, disfrutando de tu piel y vencer la prisa que me provoca el tenerte así
Me gusta cuando me miras con ganas de decirlo todo aunque decidas callarlo con un beso en el que crees que me dices nada.
Me gusta el momento en que te hartas de mi paciencia y te vuelves ganas
Me gusta porque te superan los instintos y me dejas ver esa parte de ti que nadie más conoce
Me gusta que seas solo conmigo, en esas cuatro paredes donde somos carne débil y ganas, y nadie más sabe lo que esconde nuestra piel
Me gusta cuando decides entregarme a tus fantasías, esas que dices nacen en tu cabeza cuando piensas en mi y solo se te ocurre corromper mi cuerpo y mi mente para llevarlas a cabo
Me gusta perder el aliento así contigo, engañarnos al creer que el cansancio es la ausencia de ganas y decir que esta será la última vez.
El perro ya tiene 11 años, vivo con el temor constante de no saber qué va a pasar cuando como todos los perros vaya al cielo.
Llevo un buen tiempo en eso que llaman: "peso ideal" lo que me lleva a estar motivada con seguir en un buen estilo de vida y a la vez preguntarme ¿Por qué no lo hice antes?
He estado juiciosa con la lectura, con juiciosa me refiero a que disminuí las novela rosa con eso bajé la lista de libros pendientes por leer y mantengo la cabeza más ocupada.
Según la aplicación el año pasado medité durante 18 horas y 21 minutos, teniendo en cuenta que el promedio son meditaciones de 10 minutos puedo decir que medité casi la tercera parte del año... el resultado: lo digo todo si me invitan a café y/o empanadas.
Ahora soy de esas personas que muele granos de café y se pregunta cuál de los métodos que tiene a disposición va a usar para esta preparación, en parte es el sabor, en parte el tomarse unos minutos y hacer una pausa para disfrutar algo, obviamente no estoy y no es mi intención estar en el nivel de tomar café y decir: tiene notas abcd, wxy... con que me sepa rico quedo satisfecha (porque soy de gustos simples).
Decidí (muy en contra de mi voluntad y a favor del mundo corporativo que dice:30 días de vacaciones pendientes son muchas vacaciones) tomarme unos días de merecido descanso, porque esta vez a diferencia de otros momentos sí necesitaba desconectar de todo y darle una pausa al día a día, en resumen: pasé varios días yendo a hacer filas en bancos tanto físicamente como pegada a la línea telefónica, entre tanto me levanté varias veces cuando ya no quería dormir más, me fui por la ciudad sin pausa y sin prisa, me senté por ahí a ver pasar gente.
Desde mitad del año pasado hay alguien en el mundo que usa gran parte de su tiempo para leer y releer este blog, se toma el trabajo de buscarme en redes sociales para estar al tanto de mi vida, pero ustedes me conocen y saben que les hago fácil la tarea dejando todos mis perfiles públicos, porque en el fondo solo soy una persona sencilla que para ponerse un pantalón tiene que meter primero un pie y luego el otro, sí ha llegado el momento de hablar de ti fan confundid@, no sé qué hice para merecerme tu atención, pero me excuso por la mala ortografía de al menos los primeros 200 posts de este blog, me alegra saber que mi existencia ayuda a que la tuya sea menos aburrida y me gustaría saber: ¿Crees que debería darle más amor a la sección Pamema?¿Aún estoy en edad de subir a IG videos de cómo sufro en el gimnasio o con foto de vez en cuando es suficiente?¿Crees que estoy ganando la guerra contra el brazo de tía?¿Qué se siente estar más pendiente de mi que mi propia madre?¿Qué crees que nos traiga el 2025?

Con el boom que está teniendo nuestra identidad cultural gracias a la serie 100 años de soledad, es difícil no sentarse a repasar nuestras tropicales vidas y darnos cuenta de cosas como que en el país del divino niño más de la mitad de la población termina el bachiller sin saber qué es el realismo mágico, pero podemos contar en menos de 15 minutos al menos 3 historias que el realismo mágico es nuestro día a día, tanto en lo bueno como en lo malo.
Luego de sobrevivir al 2024 me gustaría pensar de manera optimista respecto al 2025, pero luego recuerdo que eso no es lo mío.
A: ¿Cómo es eso que cumples 40 años y tienes el mejor estado físico en toda nuestra historia y yo sin llegar a mis 40s no puedo seguirte el paso?
B: Te dije que he estado dedicando tiempo a hacer ejercicio de manera constante para envejecer más lento de lo que debería, me preocuparía que mi estado físico siguiera siendo pésimo después de unas horas por semana en el gimnasio.
A: Pero es que una cosa es el estado físico y otra es tu aguante, en serio ni cuando teníamos 20 años eras tan incansable.
B: Por qué no lo ves más bien como que te extrañé mucho y quería que lo notaras.
A: Créeme que voy a notarlo, no voy a poder caminar sin dolor en alguna parte por al menos durante una semana.
B: Es una señal de que no deberías ausentarte por tanto tiempo, así no tengo que intentar compensar lo perdido.
A: Tú cariño, eres todo un monumento a la sobrecompensación cuando se trata de dejarme sin aliento.
B: Jajajaja, no es mi culpa que tú resistencia siga siendo menor que la mía, no sé por qué insistes en "ponernos al día" si no te alcanza el saldo para hacerlo y aparte termino con un regaño y muchas amenazas por que "tienes" que tomar bebidas energéticas.
A: No te pongas trascendental que sabes de sobra que al menos un 50% de mis reclamos son drama hecho específicamente para entretenerte mientras la bebida energética hace efecto.
B: Mejor deberías estar más por acá y acompañarme de vez en cuando al gimnasio.
A: Ya sabemos que eso no termina bien.
B: Al contrario, recuerdo que terminábamos muy bien ;).
A: No sé por qué pensé que al madurar llegaríamos a un punto en el la edad de golpeaba y podría aprovecharme de ti.
B: Es que confundes madurez con vejez, a diferencia tuya maduré y no envejecí por eso llevo 20 minutos esperando que tu segunda sobredosis de azúcar haga efecto.
A: Solo cinco minutos más y te demuestro lo bien que han envejecido las bebidas energizantes.
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