Causalidad

Se encontraron de nuevo y culparon a la casualidad de que esta vez pudieran decirse hola y un poco más. 
Era un miércoles cualquiera, hacía frío y la lluvia llevó a un café en medio de una caótica ciudad a causa de la misma lluvia, siguieron el protocolo, se dijeron que: era bueno verse, que había pasado mucho tiempo, que se veía muy bien, el clima, su artista favorita, su serie, su película, sus libros, sus poemas, sus cuestiones filosóficas, rodearon todos los temas sin pausa y sin prisa, riendo de verdad como sabían hacerlo, hablaron de nada porque querían hablar de todo.
La tarde se volvió noche y el café se convirtió en cena, la cena se convirtió en una caminata y unas ganas de decir adiós que no llegaban terminaron por atarse a sus manos caminando hacia ninguna parte mientras una lluvia leve empezaba a cubrir las calles y eso era lo que menos les importaba, se habían encontrado, sabían que la casualidad no existía y todo lo que pasara era su elección, se hacía tarde como siempre les pasaba y seguían debiéndose demasiado, ¿Un abrazo, un hasta luego, une beso, qué tanto se debían? ¿Cuántas noches, cuántas vidas necesitarían para ponerse al día?.
Sabían que nunca sería suficiente y por eso mismo caminaron hacia lados opuestos con el sabor de un beso de esos que no puede ser robado, que se quedan a fuego dentro del alma, uno de los muchos que se debían uno que sabía a vino, a pasión a promesas, y con ese sabor se perdieron de nuevo en la ciudad presas de la causalidad. 




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