Teach me.

No hable con la boca llena, no vea tv mientras come, salude cuando llegue, despídase de la gente, diga su nombre con ganas como si hubiera almorzado, no tire la puerta como si fuera puerta de potrero, lava el plato en el que come, la basura tiene puesto y no es ese, traiga el trapeador y limpie ese reguero, diga por favor y gracias, esas son las cosas que me enseñaron en mi casa como buenos modales.

En el colegio aprendí lo malo que se veía tirar papeles al piso, el concurso era simple: si te pillaban tirando basura al piso pasabas el final del descanso recogiendo los papeles de todo el colegio, me gustaba mucho ver como las 'gomelas' caían una y otra vez, pero en mi casa también me enseñaron que es de mala educación burlarse del mal ajeno así sea buscado (por más satisfactorio que sea), también vi en acción lo de: la pared y la muralla son el libro del canalla, porque en el colegio la pena por rayar una pared era lavar toda la pared exponiéndose una vez más al escarnio público (eso es lo que más duele).

Carreño y su urbanidad siempre han sido para mi una leyenda urbana, sé que existe, sé que habla sobre los modales, las buenas costumbres pero no más, creo yo (en medio de mi ignorancia y pereza de buscar en internet) que es un tratado de lo que uno debe aprender en sus primeros 15 años en este planeta, el aprender a tratarse y cómo tratar al otro.

Irse de la casa o mejor dicho pasar más tiempo en la calle que en la casa significa encontrarse con el mundo real y darse cuenta que algunos padres dejaron que sus hijos crecieran en modo silvestre y entonces hablan con la boca llena, no saludan (quiero creer que si les enseñaron a lavarse las manitos después de ir al baño), así que pedir cosas como utilizar una cebra, respetar el semáforo y no matar peatones es mucho pedir, porque esa parte de la lógica no se desarrolló. 

En mis últimas visitas a Tuluá / Cali (visitas cada vez más escasas) encontré que en Medellín es más visible el peatón, que eso de dejar salir es poder entrar si funciona para ascensores y medios de transporte masivo. ¿Cultura Metro?, ¿Medellín la más educada?, sí el dinero invertido en estas campañas logra que el 10% de la población del área metropolitana se comporte como deberían enseñarle en la casa pues no esta mal, pero, cuantas generaciones será necesario "educar" con la cultura metro para que la campaña no sea necesaria.

Sé que no soy la capitán civismo, pero procuro tratar al otro como me gustaría que me trataran, cuando estaba en embarazo me sentí incómoda cada vez que me ofrecían puesto en el metro y me siento incómoda si no le doy mi puesto a alguien que parece lo necesita más.
En mi pueblo no hay cultura metro, mi papá y mi mamá llegaron al máximo de 5to primaria, pero sentido común si tienen, el suficiente para enseñarme que se saluda, porque pobrecita yo cuando llegaba a la casa y no saludaba a la visita o no saludaba  a la gente de atención al público, si, esas cosas que llegan de la casa, pero por alguna razón es necesario hacer campañas para que la gente las recuerde en la calle y las aplique, no estoy en contra de las campañas y si llegan a alguien no las doy por perdidas,  se convirtió en algo necesario hacer campañas de inteligencia vial  porque  el grueso de la población tiene ocupada su neurona en el perreo porque hay gente que en la calle se cree inmortal o como dicen por ahí, se les olvida que eso pisa caca y la caca no retoña.

Yo quiero un mundo mejor, pero si lo pienso bien me duele mucho que el dinero público vaya  a una campaña de ceda el puesto cuando eso es lo mínimo que le deben enseñar a uno en la casa.


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1 Comments

  1. Anonymous7:10 PM

    ...me gusta lo que escribes, en muchos momentos he tenido reflexiones parecidas y al punto que llego es que es MUY DIFÍCIL aprender por las malas (a punta de sanciones y multas) todo aquello que no se aprendió en casa por las buenas (en un entorno de disciplina con amor).

    Que queda ahora... dejar nuestro legado en los únicos de quienes realmente somos responsables y confiar un poco en que los demás hagan lo mismo, y si bien no es alentador, aun queda el plan B, menos eficas, eso sí, y mucho más costoso; esperar que sea el estado, el municipio o la autoridad competente quien haga la tarea que no hicieron nuestros padres o que no quisimos aprender.

    Un abrazo desde el otro lado del Atlántico, donde por cierto no se dice "por favor" ni "perdona"... Y créeme que eso se extraña MUCHO.

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