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La noticia llegó junto con el año nuevo, era solo una nota de un par de segundos antes de la sección de farándula, mientras tanto se construían hospitales clandestinos en oriente del mundo, las divisas cambiaban su valor, la guerra fría seguía a termino medio y la vida seguía su curso 7x24.
Un par de semanas después la noticia duraba un par de minutos, había un nombre y hacía parte de la sección de internacionales, los hospitales no eran clandestinos y se veían como una obra de la ingeniería moderna, el máximo despliegue de recursos y la capacidad del primer mundo.
Las semanas siguientes llegaron y no existía una comunicación oficial en cuánto a un responsable, la gente estaba muriendo, las fronteras de oriente se estaban cerrando, el derroche de recursos ya no compensaba la cantidad de cadáveres mientras se perdía el derecho a llorar a los muertos, muerte, era lo único oficial mientras las noticias empezaban a especular sobre el responsable alimentando así las teorías conspiratorias.
Un murciélago, un laboratorio, una conspiración(la conspiración sobre una conspiración es una verdad?), el mal de los años 20's, un mensaje de Dios, la fase uno del plan de colonización de una raza alienígena, un pájaro, un avión... todas las opciones igual de posibles, al final la versión oficial se apegó a una nueva versión de un culpable anterior, vaca loca, gripe porcina, gripe aviar, ahora era el turno del murciélago, y sí, todos nos preguntamos quién comería murciélagos y sería responsable, pero algunas preguntas se quedarán sin responder en pro de mantener la magia que merecen los acontecimientos que cambian el mundo.
Con un culpable asignado, un nombre y muchas teorías conspiratorias las fronteras que existían solo en la imaginación empezaron a cerrarse, el problema ya no estaba concentrado solo en una parte del mapa y en menos de 40 días desde la noticia todos llegamos a conocer el significado de la palabra pandemia.
De la misma manera en la que el sol alumbra el planeta el virus empezó a propagarse, más allá del virus, el miedo y la incertidumbre se encargaron de llenar el aire de pánico, al final de cada día los muertos empezaron a contarse por centenas y los contagios por centenas de miles, después de cerrarse las fronteras empezaron a cerrarse las puertas y el primate que había conquistado el planeta volvió a ser ése mono encerrado en su cueva con miedo de saber lo que encontraría al otro lado de la puerta.
Cuarentena, la nueva palabra en los noticieros de todo el mundo, en algunos como apartado en la sección internacional, en otros como una orden del gobierno que ocupaba los canales nacionales con la etiqueta última hora y repetía una larga lista de recomendaciones, la más importante de ellas y que se repetía cada 5 minutos resultaba absurda y a la vez aterradora, 10.000 años de evolución, después de llegar a la luna y conquistar la energía nuclear era necesario aprender a lavarse las manos, ése era el mensaje para toda la raza humana: lávate las manos.
Quédate en casa, fue el mensaje para todos, porque cuarentena mundial llegó a parecerse al apocalipsis, las imágenes de calles vacías, los sitios turísticos más destacados pasaron a ser sitios clausurados y entonces quédate en casa dejó de ser el hashtag de moda para la celebridades, el papel higiénico se convirtió en un lujo, los tapabocas llegaron en todos los colores para combinar con todos los estilos, el gel antibacterial pasó a ser parte del kit de belleza de todos y el mundo como hasta entonces se conocía cambió.
Las teorías de la conspiración no paraban de llegar, cada semana se sumaba una, se crecía otra y se descartaba una anterior, ninguna sonaba descabellada, no lo es cuando estás encerrado, saliendo a la calle solo los días y horarios autorizados mientras usas tapabocas, guantes, cubres tu cuerpo lo máximo posible y reduces el contacto humano directo al mínimo, todo para reducir el contagio.
Toques de queda, compras restringidas, permisos especiales para trabajar, procedimientos de higiene obligatorios como parte de la rutina diaria, una rutina de encierro que se volvió insoportable para muchos, gritos, desesperación, en algunas ciudades los cadáveres llegaban más rápido que sus entierros y sin personas en la calle la información estaba concentrada en los informes oficiales cuya experiencia en disfrazar cifras y ocultar la verdad, no era un secreto para nadie, esa parte del mundo no había cambiado.
Las noticias quedaron en un ciclo infinito de las publicaciones de celebridades en las redes sociales sobre su rutina en la cuarentena, los escándalos de corrupción dejaron de ser un escándalo y las medidas excepcionales creadas por cada gobierno para enfrentar la crisis eran la excusa perfecta para encubrir el desmantelamiento de las arcas del estado, la crisis será algo que se repetirá por años cuando el presupuesto no alcance para la educación, la salud y el campo, quedando en el olvido que fueron precisamente estos sectores los que durante la crisis mantuvieron la esperanza de una raza que pretendía volver a su normalidad.
La nueva normalidad estaba llena de incertidumbre, miedo, la esperanza terminó cuando la comida se hizo poca y el dinero no era suficiente para obtenerla, el orden social se estaba alterando y la ley del más fuerte empezaba a regir, pero, la nueva fuerza no era precisamente quien resistiera más golpes, porque tan solo con respirar se estaba expuesto y respirar era lo único que tenían quienes ya no tenían nada más que perder.
La noticia llegó junto con el año nuevo y el mundo como se conocía hasta entonces cambió.
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