cazy like me.

Algunas personas tienen esa voz que les dice que haga es peligroso, indebido, ilegal, otras personas tienen esa voz que les dice lo contrario, ¿ yo?, yo tengo que decirle a esa voz que ya es hora de dejarnos llevar al lado oscuro.

Es de esas mañanas necesita más esfuerzo que otras, el dolor de cabeza es mas fuerte y le resta importancia al sangrado que se filtra por la nariz.

Una pastilla, tal vez sea la siguiente pastilla la que haga el truco.

Esa voz sigue ahí, siempre está ahí, su silencio resulta acechador, sé que estás ahí, me digo esperando que ella no me escuche, ya tuvimos esa discusión otras veces, siempre concluimos que mientras sea nuestro secreto estamos a salvo, porque darse cuenta que estás loco es mejor no decirlo, es así como podemos sobrevivir.

La siguiente pastilla no llega, el dolor se encuentra en su zona de conforto, mientras tanto el cosquilleo se extiende del cuero cabelludo al cuello y desciende por la espalda, es una pequeña dosis de agonía que significa seguir con vida.

Es una rutina que esa voz y yo conocemos, empieza con una respiración profunda, en donde se siente milímetro a milímetro el dolor, una punzada, un  golpe seco, podría decirse que algunas veces creo escuchar el crujir de mi piel mientras sucede, mientras tanto la voz empieza a ponerse inquieta, sabe que es su turno, es una conexión que con los años hemos perfeccionado.

Es un grito, tan simple y sencillo como eso, es la concentración del dolor en ése momento y el grito vivo es lanzado por esa voz, casi puedo sentirlo retumbando en las paredes rojas del cuarto en el que mantiene esa voz, energía del dolor liberado en ese gesto por unos ensordecedores segundos, es así como nos entendemos esa voz y yo, es de esas cosa que es mejor no decir, porque una cosa es saber que estás loco y otra que los demás solo lo crean.

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