Pamema XI
Había visto amanecer como todos los días y salió a buscar su sustento, también como todos los días.
Dadas sus condiciones no era un trabajo fácil después de una lluvia que duró toda la noche y dejó el piso mojado, eso también hacía que los peatones caminaran de forma errática tratando de evitar los charcos de agua que durarían hasta la mitad del día.
Mauricio caminaba despreocupado tratando de encontrar algo que acabara con su ayuno, la jugada fija era dirigirse a la panadería, se estiró un poco y fijó su mirada en el camino a seguir, por las conversaciones que escuchaba se dio cuenta que era lunes y no era festivo, eso en su mundo solo significaba que la morosidad del día anterior tomaría muchos soles en volver y que la prisa de los peatones y el tráfico iniciaba esa rutina que ya había aprendido a sobrellevar .
Una pata tras otra se dijo, así como si no llevara una vida difícil Mauricio decidió pensar que era afortunado por no tener que rendirse a la rutina, por ser dueño de su tiempo, por no tener que esperar a que los semáforos cambien para pasar al otro lado de la calle, fue así como sumergido en sus pensamientos no escuchó el tranvía hasta el último segundo, pero creyó que como otras veces podría salir ileso con el menor esfuerzo o en su caso impulso, así que batió sus alas, pero era demasiado tarde, fue así, como un lunes mientras pensaba en la rutina que pensó que no tenía, Mauricio la paloma pasó a ser una víctima más del tranvía.
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