Fruit de la passion

¿Cómo haces para vivir sin religión, sin partido político, sin fanatismo deportivo, no es eso como vivir la vida sin pasíon?
Le dedico todas esas emociones a lo que realmente me importan. 

Después  de un tiempo uno termina por acostumbrarse a ser un paria, a ser mirado como el unicornio de tres cabezas por el insignificante hecho de no compartir las pasiones comunes, incluso a ser llamado sin corazón por no cantar a grito herido la canción de moda y no tener lágrimas de emoción cuando va a un concierto de su artista favorito y solo dedicarse a ver el escenario y escuchar esa canción que ha hecho parte de la banda sonora.

Una vez se logra acostumbrarse es fácil estar en paz con uno mismo al saber que sí hay pasión y que no tiene que ser una de esas comunes para ser igualmente satisfactoria, que como muchas cosas no se trata de los demás, que se trata de uno mismo. Mi primer encuentro con este tipo de comportamientos sucedió en la adolescencia (esa etapa creadora de traumas) cuando yo era más amiga de ver los X-Men, Spiderman y otros animados el sábado en la mañana que de salir a "rumbear" el viernes en la noche, y claro no tardé mucho en ser impopular, nerd, rara y asocial, créanme que intenté eso de salir, de bailar de salir a conocer con fulanos, pero me seguía siendo mucho más satisfactorio ir a la biblioteca del colegio a buscar un libro que perder ese rato de viernes tratando de encontrar gusto en esas actividades populares que tanto apasionaba a mis contemporáneas congéneres.

Al pasar el tiempo y conocer más del mundo y sus placeres es fácil encontrar aficiones en las cuales se puede desbordar la pasión, todo depende de las personas con las que uno empiece a relacionarse, el proceso de escoger, seleccionar es el que empieza a complicarse, porque, a medida que nos alejamos de las pasiones comunes más solos nos vamos quedando, más variables tenemos en cuenta para descartar o aceptar esas aficiones, nos ganamos ése título de creernos de mejor familia porque no disfrutamos x género música, porque no nos afecta el resultado de un encuentro deportivo de cierto tipo, porque básicamente no nos apasionamos "con facilidad".

No se puede negar que algunas acciones desencadenan en nosotros un flujo de pasiones muy en contra de los esquemas mentales que establecemos, ahí es cuando nacen esos placeres culpables, esos que se nos enchinan la piel y que duele reconocer, es más muchos de esos los disfrutamos cuando nadie nos ve y que después de disfrutarlos sentimos la necesidad de meternos en la ducha y llorar para quitarnos esa suciedad.

Hace un tiempo (esos en los que uno se pone trascendental) me preguntaba qué buscaba yo en una persona, y aparte del sexo salvaje, sentido del humor (especialmente para aguantarse el mío), busco una persona apasionada por lo que hace, y si no es por lo que hace, que le apasione algo y cuando hable de ello así no te guste alcances a sentir lo mucho que eso la mueve y la motiva a seguir cultivando esa pasión, tanto así que terminas por sentir la tentación de compartir esa pasión, a mí por ejemplo me salen corazones rosa cuando niñox me cuenta sus recientes desarrollos y descubrimientos tecnológicos, fin del momento rosa.

La complicación mayor viene cuando no podemos aceptar que no todos nos apasionamos por lo mismo, y queremos que se apasionen por lo que nosotros básicamente sentimos mariposas en el estómago y le invertimos muchas de nuestras horas, días, noches, así que la próxima vez que a alguien no le gusta lo que le guste a usted pregúntele entonces qué le gusta, qué le apasiona, a lo mejor no es que sea un ente carente de emoción y sensibilidad, simplemente hace mucho se dio cuenta que su pasión va más allá de esos gustos comunes y usted se está perdiendo de algo por no atreverse a salir de las pasiones, se encontrará con que acá como dice Arjona: realmente no estoy tan solo.

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