Garantía Extendida

Las cosas duran hasta que se acaban, en el tiempo de los abuelos las cosas se acababan después que ellos, pero en la época de los abuelos (mis abuelos), las cosas eran los muebles, trastos de cocina, cama, ropa de cama y las vainas de hacer oficios varios en la finca: machete, hacha, azadón,  esas cosas eran de mantenimiento no complejo, necesitaban limpieza al final de cada jornada y de acuerdo al uso sacar filo de vez en cuando.
A mis abuelos la vida se les complicó cuando los aparatos se volvieron más complejos y un radio necesitaba de pilas para funcionar, no se activaban con el movimiento del cuerpo y tampoco se le podía dar comida como a los animales para que se avivara y se pusiera a trabajar,  después fue peor, la nevera, la plancha, el televisor todas esas vainas que funcionan con energía y cuando no hay energía pues, pues, pues no hay dios que las haga funcionar, pero eses es el mejor de los escenarios, porque cuando vuelve la energía todo parece funcionar y la vida continúa.
La vida continuaba cuando un día la nevera dejó de funcionar, llegó el técnico, sacó sus herramientas (esas que necesitan más que limpieza y filo para funcionar), desatornillo tornillos, desenredó muchos cables, hizo caras, sacó un repuesto, enredó cable, atornilló tornillos, cobra y se va para volver en un par de años, porque en la época de los abuelos las cosas duraban hasta que se acababan.

Por muchos  años el televisor de mi casa fue siempre el mismo que compraron mis papás poco tiempo después de que yo nací (se dieron cuenta que necesitaban entretenerse en algo más), no recuerdo la marca, era uno de perilla (una sola), no tenía entrada de cable coaxial, era de esos de patas y caja de madera por lo que hacía muy bien el papel de repisa, era a blanco y negro (aunque debería ser en escala de grises), así qué mis pitufos en lugar de azules fueron grises y no más allá de 14 pulgadas, hasta que por allá en la primera mitad de los noventa el televisor dejó de funcionar y mi papá decidió darle su final feliz y comprar un televisor nuevo, uno de 20 - 21 pulgadas, marca Sony, con control remoto, pantalla casi plana que no tenía patas, fue necesario comprar una mesa, así fue cómo mi papá descubrió que las cosas ya no duran hasta que se acaban, ese televisor no duró más de 6 años y un día la pantalla dejó de funcionar, se veía a medias y tenía una línea verde en la mitad, así qué sólo se podía escuchar algo de TV, el arregló costó algo más de lo que costaba el tv así que entre mi hermano y mi papá compraron un nuevo televisor, un GoldStar.

En mi casa también existió la misma nevera, una Haceb blanca que compraron mis papás un poco después de su matrimonio, porque uno se casaba con Haceb para toda la vida, un día dejó de funcionar, pero el técnico que desatornilló, descableó y atornilló no tenía el repuesto e intentó hacer algo para que la nevera funcionara algunos días mientras encontraba el repuesto, pero el remiendo no resistió tanto y fue así como yo decidí que era hora de comprar nevera y la vieja Haceb pasó a ser otro estante de libros en la habitación de mi hermano, creo que esa nevera lleva 7 años y aún no ha se ha necesitado llamar al técnico.

Desde hace años (ya casi 6) vivo en mi casa,  esa en la que yo pago las cosas y en la que puedo organizar los muebles como yo quiera y puedo hasta escoger los muebles, de las primeras inversiones: plancha y mesa de planchar, hace más de un año que estos 2 objetos sacaron la mano, no, en ese caso no llamé al técnico, porque soy consciente de que los objetos tienen un ciclo de vida útil y en este caso salía más barato comprar el reemplazo, la lavadora, la primera lavadora tampoco duró más de 4 años, empezó a sonar cual tambor en desfile de bandas y después de un mantenimiento preventivo que costó 100 mil pesos y una revisión para encontrar que el arreglo podría costar otros 100 mil decidimos que era mejor cambiar lavadora, en el último año la licuadora que compró niñox (hace también 6 años) ha necesitado cambio de repuesto, 3 veces el mismo repuesto, después del último cambio amenacé la licuadora y con mi voz más sería le dije que si se volvía a dañar compraría una nueva, nada de repuestos (así, intentando herir sus sentimientos licuadoriles y motivarla a funcionar un par de años más), pero no sirvió de mucho y pasamos la última semana sin licuadora. 

En mi casa nunca hubo horno así que mucho menos horno microondas, yo aprendí a hacer crispetas a la antigua, con olla y aceite mantequilla, pero la modernidad y el poco tiempo para preparar comida hicieron que un día entre Andrés, niñox y yo compráramos un horno, el cual fue una buena inversión, para calentar agua, arepas, descongelar la carne, preparar verduras saludables al estilo comercial de TV y hasta preparar lasaña, el horno microondas es un aparato de esos que toda casa necesita, uno puede vivir sin martillo, sin cobija 3 tigres, sin televisor,  pero no sin horno microondas, (hay aparatos que le cambian la vida a uno, yo no concibo la cocina sin pelapapas y los dioses dieron lugar en el paraíso al creador del picatodo) hace unos días el horno que tenía al rededor de 4 años se quedó pegado, el plato dejó de girar, algo que solucioné destapando y limpiando (como hacían los abuelos), pero las cosas ya no duran como antes, así que desde hace unos días se volvió a pegar el plato y a tener comportamientos extraños, así qué para evitar un accidente tipo Chernobyl el horno pasó a ser una repisa en la cocina, y pasamos casi una semana sin horno microondas.

Al leer la lista de aparatos que han sacado la mano en menos de 6 años creo que si mi papá lo supiera diría que yo soy muy dañina y que he deshonrado sus enseñanzas, yo también estoy pensando lo mismo, pero mi papá me enseñó bien, me enseñó eso de cuidar las cosas de limpiarlas, hacerles mantenimiento preventivo (el mantenimiento lo hacía él, yo prefiero llamar a un centro autorizado y pagarle al que sabe lo que hace, es que yo con un destornillador en la mano soy todo un peligro) así qué no soy yo, eres tú ciclo de vida de los aparatos que estás hecho para qué no estemos out y cambiemos cuando una tecnología mejor (y más costosa) llega al mercado Obsolescencia programada, eso logrará lo que nuestros padres nos enseñaban de no ser materialistas y aprender a deshacernos de las vainas (así nos costaran un ojo, una mano y un riñón).

El fin de semana que acaba de pasar, después de una semana sin licuadora y sin horno, sintiéndose como en la prehistoria, fue necesaria una nueva visita a la sección de electrodomésticos (de varios almacenes), el horno que me gustó ya no estaba, así que no me pude casar con Haceb, pero ya me leí el manual del nuevo y me gustó, aunque gasté más de la mitad de las papas congeladas intentando ensayar la funcionalidad Papas Fritas y aprendí varios trucos (porque el manual de esos aparatos traen hasta receta) , esta vez la licuadora fue Oster, de esas metal con metal (así no le pasa lo que le estaba pasando a la otra ), trae 6 cuchillas, los botones son suavecitos, tiene opción de granizado y procesador de alimentos, mejor dicho, la próxima generación de licuadoras apenas me vea empieza a licuar.  

Las cosas ya no duran lo mismo que antes y mientras pueda seguiré con temor de utilizar algo chueco y cuando saque la mano voy pensando en el remplazo, ¿utilitarista? - si-  pero en eso el mercado es sabio y te ayuda a entender que si tienes algo que no funciona o no funciona como quieres es hora de cambiar y sí, aplica también para las personas, yo aún no conozco quien se atreva a dar a las personas una garantía extendida, ni siquiera una mamá. 

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1 Comments

  1. Todo esto responde, el ciclo de vida de las cosas responde esencialmente a dinámicas mercantilistas, en donde las cosas se deben deteriorar para renovar el ciclo del consumidor, ya nada es para siempre...

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