Nothing but Ordinary
No sonó el reloj, la batería del celular murió en medio de la noche,
El me despertó, decidí levantarme ante su amenaza de ya son las 6, aunque yo sé que el reloj está adelantado 20 minutos.
Conecté el celular al cargador.
Hice algo de ejercicio, quiero necesito que sea una costumbre y así evitar qué mi ginecólogo cumpla la amenaza de enviarme con la nutricionista.
Salimos corriendo a las 7:18, él tenía reunión a las 7:30, llegamos a tiempo, la reunión había sido cancelada, pero los asistentes no se percataron de ello.
Asistí al desayuno comunitario con algunos compañeros de trabajo.
Reunión de 9:30 que duró hasta las 12 m, durante la reunión murió la batería del teléfono.
Reunión a la 1:30 el teléfono no ha cargado la batería, lo dejó ahí, la reunión es donde el cliente, el taxista es amable.
La reunión iba a ser cancelada, pero por respeto mejor la corrieron para las 2, no me avisaron porque lo decidieron a la 1, 45 minutos de espera incómoda.
Vuelvo a la oficina, el teléfono sigue sin cargar, f*ck, f*ck, f*ck.
Inicio sesión en el computador, medio funcionan las cosas, ahora estoy en la red del cliente y los sistemas de control hacen que todo sea mas lento.
Necesito organizar mi correo, el pst pesa más de 3.6 gigas, las búsquedas se mueren y un par de veces por semana debo ejecutar el malito scanpst.
Son las 5:40 quiero largarme, las compañías de taxi no contestan,
Le quito la batería al teléfono.
Media hora estirando la mano para qué ningún taxi pare.
Paso al otro lado de la calle, tomo el primer bus que pasa.
Llego al centro, tomo otro bus.
Llego a la casa.
Pongo la batería al teléfono, el maldito sigue sin cargar.
f*ck, f*ck, f*ck.
1 Comments
Una clara demostración de que el celular es una mala compañía. Tus letras se tornan interesantes e invitan a recorrerlas. Me ha gustado tu espacio. Volveré, lo prometo.
ReplyDeleteUn abrazo y mi invitación cordial a que visites mi Galería de letras.
Escribe ahora o calla para siempre!