True Love

Le contaba a littleSaltamontes que mi sobrina decía en el colegio que yo era millonaria (por la época en que trabajaba en Cali y vivía allá de los viáticos y llegaba a Tuluá para invitarla a ella a comer perro, para ver cómo le sacaba la salchicha al perro para comérsela y dejaba el resto) y muchas historias más de cuando mi sobrina (hoy en día ya más cerca de la adultez que de la adolescencia)  era niña.


Cuando le cuento estas historias a LittleSaltamontes de mi sobrina sé que ella siente el cariño que llevan esos recuerdos, fue así como hace unos días le contaba que gracias a ella fue que pensé que yo quería tener un hijo y compartir con alguien el paso del tiempo, desde hace un tiempo sé que le rondaba en la cabeza la pregunta de a quién quiero más, y no, no usé la frase que las quiero igual, le dije que las dos me caen bien, que son muy diferentes, que cada una me cae bien por motivos distintos, pero que mi sobrina se parece más a mi que ella, que mi sobrina siempre será mi primer amor, pero ella, ella es el amor de mi vida, no quedó muy convencida y fue necesario entrar en la lista de cosas que me gustan de cada una de ellas y porqué.

Es increíble que de alguna forma desde pequeños tengamos la idea de un querer más, de cuantificar y cualificar, cuando el amor no ha caído aún bajo las garras del sistema métrico decimal, cuando se trata de un querer mejor, de vivir cada trozo de amor con la unicidad que trae consigo.

De las cosas que me gustaría dejarle a littlesaltamontes esta esa de vivir el amor, de que se puede querer sin poseer, que algunas veces vamos a querer y tener que dejar ir porque no todos los finales felices significan vivir juntos por siempre, que no existe un amor verdadero, que existen diferentes amores, cada uno con su propio ritmo y depende de nosotros cómo lo vamos a bailar, pero que el amor que siempre va a tener es el que tenga por ella misma y que no puede dejárselo quitar por nadie.


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