Aunque los mensajes de superación personal dicen que se debe hacer algo que realmente se ame para no sentir que lo que haces es un trabajo, debemos recordar que la superación personal no tiene en cuenta esa parte en la que uno le puede dar el alma al diablo a cambio del premio mayor del baloto.
Entonces, cuando se llega a la parte de vender el alma al diablo se llegan a encontrar los horarios 7x24 donde la noción de tiempo se pierde, da igual si es lunes, viernes, fin de mes o fin de semana festivo y así llega un momento en el que te das cuenta que parece que fue ayer cuando hacías los propósitos para el nuevo año y ya es octubre.
Creo que ya quemé esa etapa, fue una parte bonita que me trajo mucha comida trasnochada y hoy en general son bonitos recuerdos, pero de las cosas que más se marcan de esa época es el trabajo con un propósito, por fortuna hago algo que por lo general me gusta, y como cosa que no me gusta está tener que levantarme antes de las 7 am, bañarme y vestirme algo decente para poder hacerlo, la parte más difícil de mi trabajo es el contacto con la gente, así que no importa a que hubiese dedicado mi talento, tendría que sufrir con ello.
Con tanto tiempo en el mundo oficinístico uno se llena de mañas, por ejemplo no me gustan los festivos porque es hacer en 4 días lo que estaba programado para hacerse en 5, no me gustan las vacaciones (me gustarían si en vacaciones me gano el baloto y no tengo que volver) porque es trabajar durante dos semanas para que no se note tu ausencia, al regresar trabajar una semana para ponerse al día con lo que pasó mientras no estabas, así que no me parecen un buen negocio.
Sin embargo, en todos estos año hay algo de la cultura oficinística que no se me pega, el amor por los viernes y el odio por los lunes, amigo oficinista, no se alarme, el problema soy yo (siempre soy yo), no usted, para mi cualquier día es bueno para salvar el mundo, cualquier día es malo para levantarse si está haciendo frío, todos los días son igual de largos si en el camino a la oficina se me mojan los zapatos o se me queda el saco, puedo ir a cine entre semana si quiero, me tomo una copa de alcohol el lunes si quiero, me acuesto el viernes antes de las 9 pm si quiero, el viernes cuando me voy tengo la certeza de que el lunes tendré cosas por hacer, así que no me sobre emociona el fin de semana, que es una cosa muy diferente a no tener una vida o cosas que hacer en 48 horas fuera de un cubículo de oficina, solo que encuentro la sobre emoción de la gente desgastante, inoficiosa, dramática, sí, el problema soy yo que invierto mis esfuerzos a que todo día sea bueno, tengo a la mano buena música, cosas para entretener mi cabeza, comida, y por loco que parezca, todos los días aprendo algo nuevo, así que no tengo que esperar que la emoción sea determinada por el nombre del día.
Así que perdonen que no agradezca a quien quiera que sea viernes y no me quiera morir los domingos en la noche porque sigue un lunes, solo aprovecho cada día para pasar un buen rato.
Entonces, cuando se llega a la parte de vender el alma al diablo se llegan a encontrar los horarios 7x24 donde la noción de tiempo se pierde, da igual si es lunes, viernes, fin de mes o fin de semana festivo y así llega un momento en el que te das cuenta que parece que fue ayer cuando hacías los propósitos para el nuevo año y ya es octubre.
Con tanto tiempo en el mundo oficinístico uno se llena de mañas, por ejemplo no me gustan los festivos porque es hacer en 4 días lo que estaba programado para hacerse en 5, no me gustan las vacaciones (me gustarían si en vacaciones me gano el baloto y no tengo que volver) porque es trabajar durante dos semanas para que no se note tu ausencia, al regresar trabajar una semana para ponerse al día con lo que pasó mientras no estabas, así que no me parecen un buen negocio.
Sin embargo, en todos estos año hay algo de la cultura oficinística que no se me pega, el amor por los viernes y el odio por los lunes, amigo oficinista, no se alarme, el problema soy yo (siempre soy yo), no usted, para mi cualquier día es bueno para salvar el mundo, cualquier día es malo para levantarse si está haciendo frío, todos los días son igual de largos si en el camino a la oficina se me mojan los zapatos o se me queda el saco, puedo ir a cine entre semana si quiero, me tomo una copa de alcohol el lunes si quiero, me acuesto el viernes antes de las 9 pm si quiero, el viernes cuando me voy tengo la certeza de que el lunes tendré cosas por hacer, así que no me sobre emociona el fin de semana, que es una cosa muy diferente a no tener una vida o cosas que hacer en 48 horas fuera de un cubículo de oficina, solo que encuentro la sobre emoción de la gente desgastante, inoficiosa, dramática, sí, el problema soy yo que invierto mis esfuerzos a que todo día sea bueno, tengo a la mano buena música, cosas para entretener mi cabeza, comida, y por loco que parezca, todos los días aprendo algo nuevo, así que no tengo que esperar que la emoción sea determinada por el nombre del día.
Así que perdonen que no agradezca a quien quiera que sea viernes y no me quiera morir los domingos en la noche porque sigue un lunes, solo aprovecho cada día para pasar un buen rato.
