Uno juega a creer que se conoce, juega a creer que se entiende, juega a creer ser alguien tanto tiempo que termina por creer que de verdad es ese alguien que los demás nos dicen que somos.
Uno en realidad quisiera entenderse, quisiera conocerse, pero resulta qué a medida que se conoce termina por asustarse, por querer seguir fingiendo.
La mayor parte del tiempo creo que me conozco y por eso advierto al público en general que lo qué ven no es lo que hay, que no soy tan 'buena' como parezco, pero la gente no entiende, la gente cree qué con sonreír y decirle a uno que es bueno uno se siente comprometido a ser bueno, a cambiar, la gente siempre espera de uno lo que ellos mismos no pueden dar.
Yo entiendo, podría jurar que no me entiendo (si creyera en eso de jurar), pero si lo hago, la mayoría de las veces sé lo que pasa por mi cabeza, con el tiempo uno desarrolla la capacidad de complicarse la vida, de pensar 2 o más veces todo lo que va a hacer, con el tiempo uno va teniendo más (cosas, personas, afectos) que perder, y ese es el problema, creer que uno ya tiene pertenencias, creer que perteneces a personas y afectos y qué por ello debes ser de cierta forma, para merecértelos, porque, sin personas a tu lado y sin afectos no eres nadie.
Todo sería más fácil si la gente lo acepta a uno cómo es por el momento en el que pertenece en otras vidas que por lo que puede ser para sus vidas en un futuro.