le seguía doliendo su adiós
especialmente porque le llegó
sin tilde en la ó.
Así como Dios el amor bien puede ser un invento del hombre para manipularnos entre sí.
Yo (y lo discuto con cualquiera).
En medio de la novela del medio día y las de las 10 de la noche surgió esa idea del amor, esa idealización de un sentimiento que todo lo puede, mueve montañas, perdona lo imperdonable, tan irracional, omnipotente y omnipresente a la vez, aquel que durante la mayor parte de nuestras vidas de forma inconsciente buscamos, perseguimos, renombramos pero que si nos preguntamos ¿Qué es? a lo largo de esa vida tendremos en cada oportunidad una respuesta diferente.
Mi relación con el amor "es complicada" para quienes tienen el agrado de conocerme en persona (la mayoría de las personas que leen esto les consta soy un gusto adquirido y de los malsanos) saben que soy una discapacitada emocional y sentimental y que como todo ser humano adulto responsabilizo de ello a mi crianza para no tener que tomar cartas en el asunto y mucho menos acciones correctivas, con esto claro continuemos.
De mi primer amor aprendí mucho y creería que todo lo básico sobre la idea que tenemos como sociedad del amor y por supuesto la forma en la que me sentía cómoda amando: dar sin esperar a cambio, aprender a estar, entregar lo mejor y ayudar a crecer esa persona, porque la forma más bonita del amor es hacer que el otro esté bien, que sonría, +mil puntos si sonríe por y para ti, lo que se siente en ese momento es la representación del amor más puro que sigue siendo inefable.
Ese sin nombre del amor viene a ser el resultado de que no hablamos abiertamente del amor como experiencia individual y queramos encasillarlo de forma colectiva (todo mal en nosotros), creemos que la persona no nos ama porque no hace y o x cosa porque se supone que eso es lo que hace la gente que ama, porque nos vendieron y claro que la compramos completa esa idea de que el amor es sacrificio, de que entre más duela más amor hay, entre más te arrastres, más sufres, más des de ti, que sí te quedas incluso sin tu amor propio más estás amando, porque el amor es así de sublime que supera hasta el ego.
No hablamos por ejemplo de algo que los griegos tenían claro y son las formas o tipos del amor, no hablamos de las expresiones que tiene el amor en estas formas y rara vez nos sentamos a pensar en cómo amamos a quien amamos y peor aún, poco nos preguntamos: ¿Cómo queremos ser amados? y así señoras y señores es como llegamos a la adultez persiguiendo espejismos, sabiendo lo que nos contaron sobre el amor y estrellándonos porque no sabemos amar, la mejor parte es que aún así nos atrevemos a decir te amo con todo lo que ello contiene.
Después de mi primer amor y cuestionarme mucho, reevaluar lo que sabía de mí y entender lo mucho que significaba en mí la frase: Déjese querer que eso no duele, que aunque jocosa y dicha a la ligera contiene también esa gran verdad que si bien no sabemos amar, mucho menos sabemos dejarnos amar, así que una vez con el primer amor en mi haber empecé a arriesgarme y hasta me enamoré, una y otra vez, porque lo que es bueno se repite y fue así como llegué al amor de mi vida.
El amor de mi vida llegó para quedarse, de los que va más allá de la muerte, el espacio, el tiempo y que sobrevivirá a todos los Big Bang que pueda tener el universo, sí, es cursi, pero a mí me alcanza para ser todo lo cursi que quiera para demostrar mi amor, pena debería darle a ustedes que piensan que expresar los sentimientos lo es y se quedan con el remordimiento cuando la relación se va al carajo, el amor de mi vida llegó cuando ya había hecho la tarea de amarme mucho, de dejarme amar, de entender que el amor más que ser es algo que se construye día a día (no me vayas a copiar Arjona), llegó cuando había crecido lo suficiente para entender que amar es una elección que tomamos cada día.El amor de mi vida llegó en el momentos menos esperado, nació un día de abril en una ciudad donde ni ella o yo lo esperábamos y fue más que amor a primera vista, ha sido un amor de esos que se cultiva todos los días, de a poquitos (como el veneno del que cada día tomas un poquito para volverte inmune), hemos crecido juntas, ella no sabe todo lo que me ha enseñado del mundo, de ella, de mí desde que comenzamos a estar juntas, si de mi primer amor aprendí las bases, con el amor de mi vida las he experimentado y potencializado, he tenido la oportunidad de entregarme de manera libre, con intenciones nobles, estando ahí para ella en cada momento, para abrazarla y decirle un montón de veces que la quiero sin necesidad de soltar palabra, de quererla en la distancia, de amarla en todas sus formas incluso cuando ella misma no se quiere, incluso cuando yo no me quiero, ella me ha enseñado a recibir el amor en las formas en que ella pueda expresarlo entendiendo que en cada una de sus formas ella ha dado todo de sí para que yo pueda sentirla.Cuando el amor de tu vida te dice que te quiere, así lo haga todos los días y todas las noches siempre se siente tranquilidad, felicidad excitación, alegría, futuro, nostalgia, todo al mismo tiempo... Así inefable, único, porque de lo que he aprendido del amor es que cada experiencia con él es única.
El amor de mi vida ha abierto las puertas que las heridas del pasado habían clausurado, ella conoce partes de mí que solo son y existen por y para ella, con ella el amor es bonito en toda su extensión, amarla es la decisión más fácil que tomo todos los días, especialmente en los días que son difíciles, amarla es lo que me da esperanza a pesar de lo peligroso que esta llega a resultar, un abrazo suyo vale por cualquier bebida energizante y lleva impreso un: Todo va a estar bien y yo le creo, el amor de mi vida me dice que me quiere mucho y que eso no le alcanza para todo lo que me quiere y yo la entiendo porque me pasa lo mismo, es la razón por la que empecé a llorar sin sentir culpa y por la que no veo películas de perritos, porque esas la hacen llorar, ella me dice que mi chistes malos son malos, pero el amor me alcanza para no ponerle cuidado a ese pequeño detalle y seguir contándole más chistes malos.
El amor de mi vida tiene unos ojos de un café hermoso, casi que mandados a hacer, tiene unas cejas perfectas que cuida porque sabe que lo son, escucha música de bandas que ya no existen o que dejaron de existir antes de que naciera, le gusta cocinar, cocina escuchando Bossa Nova, disfruta del silencio y de un buen libro, está lejos de ser perfecta y ella lo sabe, lo que no sabe es que en el gran esquema de las cosas eso es lo que menos importa cuando camino de su mano por las calles de esta ciudad.
Al amor de mi vida tengo el privilegio de llamarla hija y eso es mejor que un camionado de empanadas.
Hace unos días publiqué en Mastodon lo siguiente:
A: Personas tan densas como tú y yo no somos hechas para estar juntas, estamos destinadas a momentos fugaces, a una gran explosión en un punto de encuentro, un gran bing bang, pretendernos más allá de ese momento es juntar los elementos de un fracaso y dirigirnos al final de una forma lenta y dolorosa.
B: ¿Entonces estamos destinadas a estos encuentros fugaces en los que se siente que nuestro mundo colisiona para luego dejarnos consumir por la cotidianidad?
A: Somos personas destinadas a encontrarse y vivir esos momentos y entonces querer siempre más, nos engañamos creyendo que necesitamos una vida en conjunto para experimentar ese "siempre más".
B: ¿No quieres siempre más?
A: Te engaño sí te digo que no, pero sabemos que no es lo que necesitamos, somos demasiado para nosotros mismos, no vayan a saber tus dioses qué sufrimiento terminamos trayendo a nuestras vidas.
B: Sería una vida muy existencialista si me lo preguntas, una cantidad de silencios cómodos que nunca van a necesitar llenarse, un par de vidas que bien pueden vivirse en nuestras cabezas, ¿Es por eso que buscamos las relaciones simples, frugales, queremos mitigar con ellas a esos demonios internos que nos piden más, son esas relaciones con las cuales tratamos de balancearnos y así parecer seres humanos funcionales?.A: El balance que existe entre lo que queremos y lo que necesitamos es demasiado frágil y terminamos malnecesitando justo lo que nos hace daño, alimentamos nuestras ansias autodestructivas, terminamos cediendo, terminamos queriendo un pocos más de eso que nunca va a ser suficiente.
B: ¿Es por eso que se siente como dice la canción "estar contigo es estar solo dos veces" después de ese primer encuentro queda el anhelo, la necesidad de volver a encontrarnos así sepamos que es un error?.
A: es por eso que no deberíamos encontrarnos, la anticipación que se siente desde días horas, el éxtasis que se siente mientras dura el momento se convierten en un síndrome de abstinencia que dura semanas en las que parezco un zombie dándome contra las paredes aferrándome a tu recuerdo y que dure para siempre.
B: ¿Vale la pena?
A: no tendríamos esta conversación, antes, durante y después de cada encuentro si no valiera la maldita pena.
Carlos se sentía orgulloso al hacer su trabajo, estaba convencido que era de los trabajos que hacen del mundo un lugar mejor, solo lo detenía el clima cuando le daba por ser lluvioso, pero en esos casos esperaba ansioso que terminara de llover porque ahí su trabajo solía tener más sentido.
La sonrisa estaba al orden del día con cada saludo de quien se animaba a decirle hola a Carlos, una sonrisa de esas que alegran el día, de las que se sienten sinceras, era fácil sonreírle de vuelta a Carlos y sentir que el mundo era un lugar mejor gracias a él.
Carlos tenía una debilidad por los perros, le era fácil robarle un par de minutos a sus labores para acariciarlos y darle uno de los dulces que cargaba para esas ocasiones, era normal para Carlos que durante su ruta los perros lo saludaran emocionados, condicionamiento pavloviano que aplicaba con maestría sin necesidad de tener que aguantarse unos cuantos semestres de psicología.
Los dueños de perros saludaban a Carlos y le decían que no era necesario que le diera dulces, aún así el can pensaba algo completamente diferente y Carlos solo sonreía, fue así como un día alguien le dio a Carlos un paquete de dulces para perros y él lo recibió encantado, cuando llegó a la casa saludó a su perrita y con gran emoción le dio uno de los dulces del paquete. Para su sorpresa en mitad de la noche despertó con las arcadas de la pobre Lulú que se retorcía ante un aparente dolor y una cantidad de vómito tal que no se sabía si había salido solo de su pequeño y esponjoso cuerpo.Después de un par de días Lulú mejoró, pero Carlos no volvió a ser el mismo.
Siguió comprando dulces y los daba a los perros que encontraba, seguía saludando con esa gran sonrisa y se animaba a una buena conversación si se le presentaba la oportunidad, pero por dentro tenía un plan alimentado por el dolor que vio en Lulú durante esos días, si la gente no podía tener amabilidad con los animales no se podía confiar en ellos como cuidadores en general.
La noticia salió en el periódico un par de meses después: 15 niños entre los 3 y los 13 años resultaron envenenados con mata-ratas, 10 murieron, no se sabe cuándo o cómo llegó a ellos el veneno, no tenían nada en común, mientras tanto Carlos leía la noticia a la vez que paseaba a Lulú y pensaba en lo mucho que le gustaba la ruta de limpieza
que le habían asignado desde el pasado lunes.
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