Hace ya un año que trabajo desde casa, antes del fin del mundo la empresa en la que trabajaba me permitía trabajar desde la casa en las temporadas de alta carga el tiempo que invertía en transporte lo utilizaba para trabajar y todos felices, así que el cambio durante el fin del mundo a trabajar todos los días des de la casa fue una fácil transición, ahora la empresa para la que trabajo me permitió el contrato trabajando tiempo completo desde casa lo cuál es para mi un plus.
Llevo 20 años trabajando, antes de eso pasaba tiempo en la universidad estudiando en las noches, haciendo trabajos de día, antes estaba en el colegio, medio día estudiando el otro medio en la biblioteca o en el coliseo esperando que surgiera algo para jugar, antes de eso, no, no recuerdo nada antes de eso, así que aparte de las vacaciones que pasaba por lo general en casa de mis abuelos o mis tías no recuerdo pasar toooodo el día en la casa y eso que mi vida social era nula.
Una de las ganancias de estar todo el día en la casa ha sido compartir tiempo con el perro, una criatura al parecer necesitada de amor y mimos, que usa mi descansa pies como almohada y me da cabezazos en las piernas para que no lo deje de acariciar, pero que cuando detecta que le van a tomar una foto da la espalda y se va.
Creo que es mucha la literatura que hay sobre la relación del ser humano con el perro, de lo mucho que podemos aprender de ellos, el dolor que se siente cuando se van al cielo (Todos los perros van al cielo, lo dice la película), pero la literatura no nos prepara lo suficiente para la experiencia.
Hace unos días en una de las conversaciones profundas con LittleSaltamontes me hizo pensar que los perros perciben el tiempo de manera diferente a nosotros, así que cuando nos vamos solo unas horas el perro bien puede pensar que han pasado siglos y por eso se alegra tanto al vernos de nuevo, porque pensó que ya nunca nos volvería a ver.
Hay una canción de The Kills llamada Heart of a dog (escuchen a The Kills, son muy buenos) que me hace pensar que el ser humano sería mejor si tuviera corazón de perro, tal vez nos gustan los perros porque no nos juzgan (hasta ahora ningún perro me ha mirado con cara de decepción cuando no le doy de lo que estoy comiendo), a lo mejor si perciben el tiempo de manera diferente y si en la mañana lo regañas por comerse tu media cuando llegas en la noche ya te ha perdonado por haberlo gritado y te recibe como si hace siglos no te viera, estás perdonado solo por existir.
Como dice la canción de The Kills:
...I get lost
But I always come around
It's a strange fear
Allows me to be found...
...Go so far but never long
Can't break the spell in my heart
I'm loyal, oh oh, I'm loyal
I'm loyal, oh oh
I got the heart of a dog...
Quizás es la lealtad del perro la que le permite perdonarnos fácilmente, quizá perdemos el tiempo humanizando animales tratando de ajustar sus "sentimientos" para nuestras fábulas, pero, siendo humanos y conociendo lo que es la fidelidad y la lealtad seríamos mejores con un corazón de perro, valorando la lealtad como uno deseo, como la voluntad de pertenecer de manera libre, más allá que la necesidad de exclusividad bajo el cumplimiento de un compromiso pactado.
¿yo?, yo tengo corazón de perro, entre la lealtad y la fidelidad siempre escogeré la primera, mis relaciones no están determinadas por la fidelidad, pero la lealtad es un punto de quiebre en cualquier relación.
PD: La foto es de mi perro, porque durante este año una de las actividades de la pausa activa es perseguirlo para tomarle una foto, tengo más de 1000 fotos suyas vs 30 de LittleSaltamontes, pero los quiero a ambos por igual ;).