Fue hace siete años que la conocí, no he sido seguidora de los ojos claros pero esos enormes ojos grises me enamoraron.
Iniciamos una relación complicada, ella se hacía la difícil, debí tomarme el tiempo de conocerla, de escucharla, pasé noches solo viéndola respirar y perderme en cada respiro, estando allí por si me necesitaba, solo para ella, esa fue la decisión que tomé cuando decidí dejarla entrar en mi vida.
Con el tiempo hemos cambiado, ella me comparte más de su vida, me cuenta más de lo quiere, me dice quién es, yo, yo sigo siendo por y para ella, la tomo de la mano al caminar, le digo que la amo un par de veces al día y siempre me faltan unas veces más para decírselo, sigo perdiéndome en su mirada que dejó atrás el gris y se pinta de color chocolate, es una mujer que me reta a ser todos los días una versión mejor de mi misma, me recuerda mis demonios y con una sonrisa logra apaciguarlos.
Ella es esa mujer que me cambió la vida y sigue siendo ese constante cambio en el que me dejo llevar sin olvidar también que debo ser su polo a tierra, ella es la elección segura ante la incertidumbre del futuro, es ese beso sincero, el abrazo que nunca termina, la sonrisa siempre genuina.
Hace siete años tuve por primer vez a littlesaltamontes en mis brazos y así hoy pese 20 kilos más será lo mejor que puedo tener en ellos, hace siete años sentí por primera vez miedo de no ser lo suficientemente buena en algo, hace siete años entendí que si existe un tipo de amor que es para siempre.