Hace mucho tiempo según el tiempo del gato le fue conferida la sabiduría gatuna acerca de su situación de vidas más allá del entendimiento humano, Maxi no entendió de lo que le hablaban así fue como empezó a sospechar que en realidad era un humano y no un gato, porque de ser un gato seguro habría entendido eso de las 12 vidas o ¿Eran 7?
Maxi miraba para todos los lados antes de pasar la calle, usaba el ascensor para subir y claro también para bajar, evitaba movimientos bruscos a la hora del baño, no perseguía su comida y aprendía de cuando en vez a disfrutar de lo que le ponían en el plato, no le gruñía a los perros y perfeccionó a su modo el arte de caer siempre de pie porque no sabía bien eso de las vidas y no quería arriesgarse a perder alguna antes de entender cómo funcionaban, Maxi prefería prevenir que tener que lamentar.
Maxi hacía cara de gato cuando le decían Maximiliano porque él era Maxi así a secas, no el diminutivo de alguien con ínfulas de grandeza, así de grande llegaba a ser Maxi y solo cuatro letras no limitaban su grandeza, a pesar de esos deslices Maxi se acostumbró a vivir con los humanos, se encariñaba con ellos y jugaba el tiempo que ellos existieran a su lado, porque una cosa que empezó a notar Maxi fue lo efímeros que eran los humanos, había compartido con humanos grandes, cortos, pequeños, todos diferentes, todos generando en él eso que le dijeron eran emociones, todos desaparecían de su vida y por un tiempo Maxi se dejaba de ser él, perseguía sonidos, olores, colores pensaban eran de ese humano que había desaparecido para quedarse solo con un dolor gigante entre su pecho y sus tripas.

Maxi no termina de acostumbrarse a los ires y venires de los humanos, al dolor, soledad, amargura y desazón que se apoderan de sus lunas y soles cuando cada humano se va, todo sucedía en un abrir y cerrar de ojos y aunque nunca entendió eso de las vidas sabía que el tiempo le pesaba en forma de humano que llegaba y se quedaba lo suficiente para que Maxi lo viera extinguirse, fue así como un día igual a cualquier otro el contador de vidas de Maxi llegó a cero sin más explicación que la ya conocida por todos los gatos excepto para Maxi: su agilidad y habilidad física lo van a acompañar para sobrevivir a las dificultades del mundo, pero lo de que debe cuidarse son los humanos, son los únicos capaces de romper el corazón de un gato y corazón roto para un gato solo se cura a cambio de una vida gatuna...
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